En la iglesia de San Pedro El Viejo es notable su puerta principal y tímpano, pero el interés se centra en el claustro, probablemente del mismo anónimo escultor del claustro de San Juan de la Peña y preciosamente restaurado. En una capilla contigua reposan los restos de los reyes de Aragón, Alfonso I el Batallador y su hermano Ramiro II, que tuvo allí su retiro como monje. Es considerado monumento nacional desde 1885.