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El camino de Santiago

Paso a paso por Aragón, el francés, los catalanes y el valenciano, todos los caminos llevan hacia la tumba del Apóstol.

La entrada más antigua a Aragón, es la ruta francesa, por los Pirineos era la calzada romana que atravesaba el puerto de El Palo y discurría por el Valle de Hecho donde se alzó el impresionante Monasterio de San Pedro de Siresa.

Superada la frontera, te encuentras en el Puerto de Somport y valle abajo, salen al encuentro ruinas del que fue uno de los tres hospitales más importantes del viaje hacia “Finis Térrea”, el de Santa Cristina. Otra sorpresa del camino son las modernas instalaciones hosteleras de la estación invernal de Candanchú. Hacia el sur, la estación internacional de ferrocarril en Canfranc, típico pueblo que se organizaba a ambos lados de la “sirga peregrinal”. El valle se ensancha y llegas a Villanúa que presume de grutas y dólmenes prehistóricos.

Pasamos el Puente de Torrijos, con la vista de Jaca al fondo. Avanzamos y entramos en la ciudad jaquesa que, justo en sus puertas estaba el Hospital de la Salud por el que tantos peregrinos leprosos pasaron. Hoy sólo queda un capitel expuesto en un paseo. Como buen peregrino, la visita a la Catedral de San Pedro en Jaca, es obligada. Del siglo XI, tiene tres naves y planta de cruz latina.

Además hay que dar un paseo por la Iglesia de Santiago y por el Monasterio de las Benedictinas en el que se encuentra el sepulcro de Doña Sancha, la hija del rey Ramiro. Antes de seguir camino, es aconsejable disfrutar de obras como la Casa Consistorial, la Torre del Reloj, la Ciudadela o el Puente de San Miguel.

Al salir de Jaca hay que dirigirse al Monasterio de San Juan de la Peña, increíble conjunto arquitectónico. El desvío del trazado hacia Santa Cruz de la Serós donde se puede disfrutar de la cuidada arquitectura popular y sus dos joyas románicas: la iglesia de Santa María y la ermita de San Caprasio.

El Puente la Reina de Jaca es un cruce de caminos y se debe elegir entre una orilla o la otra del río Aragón. La derecha discurre por paisajes duros y poblados de pinos hasta Berdún y Sigües, los despoblados Esco y Tiermas, el Castillo de Javier y llegas a Sangüesa, en tierras navarras.

Nos dirigimos hacia Arrés y desde allí hacia Martes, por terrenos desiguales llegamos a Mianos, Artieda, Ruesta y Undués de Lerda para desembocar en Sangüesa.

A lo largo de la senda encontramos voluntarios de distintas nacionalidades que registran a los peregrinos, les ponen el sello y les ayudan a sentirse como en casa.

Si queremos admirar arte natural y en piedra optaremos por seguir desde el Portalet, atravesando el Valle de tena plagado de iglesias con sabor románico y mozárabe: Gavín, Oliván, Susín, Busa y Larrede. Desde allí a Jaca o Huesca.

O si preferimos maravillas del paisaje, el tunel de Bielsa te encarrila hacia el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, Aínsa hacia Torreciudad y Barbastro o los cañones de Guara pasando por Alquézar. Algo más escondido pero igual de bello el túnel de Viella, el valle del ésera pasando por el monasterio de Obarra y la colegiata de Roda de Isábena.

Además están las rutas catalanas o la valenciana: todas preciosas y plagadas de leyendas y tradiciones de santos y señores, de lobos y bandidos, sol y nieve. Historia y recuerdo de la senda que dejas pues ya formas parte del Camino de Santiago.