Bajo Aragón-Caspe

Estas tierras de frontera son las más bajas de Aragón. Aquí, en la esquina más oriental de la provincia zaragozana, las alturas se suavizan al máximo. Sus paisajes son esteparios y ásperos, en su condición de prolongación de los Monegros por la orilla meridional del Ebro, y contrastan con espacios de verdeante vegetación. El Ebro se represa en dos grandes embalses: el Mar de Aragón o embalse de Mequinenza, que toma el nombre de la localidad bajo-cinqueña próxima a la presa que cierra el cauce, y el de Ribarroja. El conjunto es un suelo que contribuye a la producción del Aceite del Bajo Aragón y del Melocotón de Calanda, rico en olivos, vid, cereales, almendros y grandes extensiones de frutales. Las localidades de Caspe, Chiprana, Fabara, Fayón, Maella y Nonaspe están bastante alejadas entre sí y resultan muy diferentes, una diversidad que quizás sea el matiz más acusado de esta comarca. Todas ellas reúnen un importante patrimonio arqueológico y artístico, con el gótico como estilo predominante. Mientras Caspe y Chiprana son castellano parlantes, los cuatro municipios ubicados en la cuenca del Matarraña son bilingües, puesto que su lengua materna es una variedad dialecta del catalán.

Un paseo por Caspe nos desvelará una serie de monumentos como el mausoleo Romano de Miralpeix, la ermita de Sta. María de Horta, y el más emblemático el Castillo de Bailio, con parte del torreón y la Colegiata de Santa María la Mayor, siglo XIV, que guarda el Cáliz de San Vicente Ferrer, también llamado del Compromiso, y el relicario de la Veracruz. En cuanto a la arquitectura civil, destaca la casa-palacio Piazuelo Barberán, de fachada renacentista y con influencias italianas, la Casa Consistorial, de clasicismo decimonónico y, enfrente, los Arcos del Toril. “La novia del Ebro” es Chiprana, una villa que ocupa una terraza natural que permite contemplar incluso el Mar de Aragón. Su iglesia es una pequeña joya de estilo gótico, con pinturas mudéjares y techumbre de madera. En los alrededores de la localidad se encuentran unas lagunas endorreicas denominadas “las Saladas”. Además, Chiprana cuenta al igual que Caspe y que Fabara, con mausoleo romano, aprovechado para construir la ermita de la Consolación. El de Fabara se conoce como “la Casa de los Moros” y es el mayor y mejor conservado de España. La iglesia, gótica, formaba parte de un conjunto fortificado junto al castillo. En la torre angular, habilitada en la actualidad como Ayuntamiento, se encuentra el museo de pintura de Virgilio Albiac, nacido en Fabara.

El Mar de Aragón permite la práctica de numerosos deportes náuticos

Entre Fabara y Maella, llaman la atención las ruinas del monasterio de La Trapa. La historia de otro de los pueblos de esta comarca, Fayón, está marcada por la construcción del embalse de Ribarroja, que inundó el núcleo urbano. Todavía hoy la torre de la iglesia emerge de las aguas y se ha convertido en un símbolo. El nuevo Fayón se encuentra entre pinares y cerca de la desembocadura del Matarraña. Parece un cuidado pueblo andaluz, con sus casas blancas y sus balcones llenos de macetas. En los alrededores se encuentran las ermitas de San Jorge y la del Pilar en un entorno remodelado en fechas recientes, siendo junto a ésta última, donde encontramos el Mirador del Ebro. Maella aparece en un paisaje animado por olivos. Su Torre del Reloj, en el edificio del Ayuntamiento, se eleva hasta los 48 metros de altura, con una primera mitad románica y la segunda mudéjar. El maellano más ilustre es, sin duda, el escultor contemporáneo Pablo Gargallo. El caserío es de piedra y en la zona más antigua destaca el castillo de los Pérez de Almazán y la iglesia parroquial. Con vistas a la vega del Matarraña, aparece Nonaspe. En la parte más alta del pueblo se construyó el palacio gótico, conocido como “el castillo”, que fue árabe, templario y hospitalario, por ese orden, y que en la actualidad es la Casa Consistorial. La iglesia de este pueblo con calles de aire medieval es una de la más antiguas de la comarca. Cerca de la localidad se encuentra la ermita de Nuestra Señora de las Dos Aguas, con piñeras centenarias en los alrededores.