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Rutas e itinerarios

Ruta del Maestrazgo

Región de relieve accidentado, el «Maestrazgo» turolense presenta múltiples facetas. Paisajes escarpados y abruptos -en otras ocasiones suavizados por rientes praderas- constituyen una delicia para el viajero. Y en medio de un paisaje bravío nos encontramos con pueblos encantadores. Muchos atraerían nuestra atención, pero se impone seleccionar algunos. Previamente cabe recordar que es común dividir el Maestrazgo en dos partes: Alto y Bajo Maestrazgo y es manteniendo esta nomenclatura como se desarrollará nuestra descripción de tan extendida Ruta, que en este caso incluirá otro itinerario diferenciado: el de la nieve, en los macizos de Sierra Gúdar-El Villarejo y de Javalambre, últimos bastiones de la Cordillera Ibérica.

El Alto Maestrazgo. Altas montañas, barrancos profundos y paisajes severos constituyen esta comarca, situada en la parte oriental de la provincia de Teruel. Son múltiples las vías de acceso, tanto desde el Bajo Aragón, como a partir de la carretera Teruel-Alcañiz, Teruel-Aliaga, Teruel-Cedrillas, Teruel-Mora de Rubielos y Teruel-Rubielos de Mora.

Cantavieja

Antiguo señorío de la Orden de San Redentor que, posteriormente, pasó a los templarios, está asentada sobre una roca. La iglesia de La Asunción es grandiosa, con aires catedralicios; tiene torre-puerta adosada y atrio que se abre a la gran plaza porticada que preside el Ayuntamiento goticista; bajo sus arcos, un portal de salida a extramuros, balcón de sin igual panorámica. La iglesia gótica del convento de San Miguel y los restos de su fuerte muralla nos despiden al tomar dos direcciones opuestas: al norte, Mirambel; hacia el sur, Iglesuela del Cid; y más lejanos, Mosqueruela y Puertomingalvo, que a continuación se describen.

Puertomingalvo

En el mismo puerto de Linares un brusco desvío evita la sierra y se dirige directamente a esta villa que aparece perfilada sobre el filo de una cresta rocosa, cuya proa defendía lo que hoy son restos del castillo, consolidado como los portales de San Antonio y el Arrabal; la monumental iglesia de la Purificación y el extraño pero elegante edificio gótico, siglo XV, usado como Ayuntamiento, completan su inventario monumental. Varias torres-fuertes se pueden ver por las cercanías.

Mosqueruela

Alinea su caserío sobre una terraza entre las sierras de Mayabona y del Rayo. Las viviendas estuvieron cerradas por un fuerte recinto amurallado del que quedan abundantes cubos, la torre-portal y capilla de San Roque, así como los portales de Postigo, Hospital, San Cristóbal y Teruel. La iglesia de la Asunción fue gótica en origen, tal como muestra la elegante portada. Su calle de los Ricos Hombres resulta ser un pequeño museo de arquitectura civil, destacando el palacio del Rey Don Jaime y el Hospital.

Iglesuela del Cid

Surge sobre el precipicio, como asomada a él. Ofrece restos de la Edad de Bronce y fue poblada por celtíberos y romanos. Tuvo muralla de la que sólo se conserva el Portal de San Pablo. Es monumental la iglesia de la Purificación, gótica del siglo XVI, y varias casas blasonadas, de bello aspecto y perfectamente conservadas en su interior, dan sabor a la villa.

Mirambel

Con aire antiguo, casi de la Edad Media», en frase de Pío Baroja, ha conseguido el premio «Europa Nostra» en su modalidad de medalla de oro. Se mantiene rodeada por la primitiva muralla, en la que se abren los portales de la Fuente y la Monjas, anexo éste al convento de las Agustinas que conserva restos de la sacristía gótica, en los bajos del torreón circular. Casas de los Aliaga, Castellot, Villaroya, Costeras y del Ayuntamiento, explican con largueza el interés de una villa justamente premiada por su conservación y embellecimiento. La iglesia de Santa Margarita nos despide desde su torre, atrevidamente rematada.

Pitarque

Recogido en el profundo valle del río de su nombre, exhibe tras una excursión de una hora el paraje los Ojos del Pitarque, orificios abiertos en la roca del congosto por donde salen a borbotones las aguas del río.

Antes de pasar al Bajo Maestrazgo, dejaremos constancia que son también localidades de interés, Cañada de Benatanduz, Castellote, Villarroya de los Pinares, Miravete, y más abajo, ya en el borde del territorio de la comarca, la villa de Aliaga, situada al pie de la sierra que le dio nombre. Antaño villa importante y cabecera de comarca, cuenta con el castillo, que dicen del Cid, dominando el caserío, en el que destacan los dos templos barrocos, la iglesia de San Juan Bautista y la ermita de laVirgen de la Zarza. La porticada calle Mayor pone un romántico toque medieval.

El Maestrazgo más meridional, marca sus límites al norte con las serranías del norte, mientras que su flanco oriental le confiere una larga divisoria provincial con las tierras levantinas de Castellón. Su acceso es fácil desde Teruel por la carretera de Sagunto-Burgos.

Mora de Rubielos

Mora de Rubielos es cabecera de comarca. Su caserío es afamado en cuanto a comercio, festejos y patrimonio monumental. La hospitalidad de Mora es pareja en cuanto puede mostrar de interés al visitante, que es mucho y de gran calidad. Domina la villa el magnífico Castillo, Monumento Nacional, enorme construcción de sillería, que tiene un patio central porticado con claustro bajo de arcos apuntados. Su parte más antigua corresponde al siglo XIII, pero hay también restos de los siglos XIV y XV. La plaza Mayor constituye un atractivo conjunto que es también Monumento Nacional. La impresionante Colegiata de Santa María (s. XV) es el ejemplo más grandioso de templo aragonés con planta de una nave y capillas hornacinas; es muy bella la portada que da a la plaza, así como también destacan los imponentes contrafuertes que resisten la majestad de la obra. La villa posee no pocas casas blasonadas y rincones de típico sabor, además de que aún está en pie parte de su antigua muralla, todo lo cual hace de Mora de Rubielos un magnifico y privilegiado conjunto arquitectónico y monumental que no defraudará al visitante. Esta villa turísticamente enlaza al «toro embolado», espectáculo entre taurino y folclórico que no falta durante el verano.

Rubielos de Mora

A unos 10 kilómetros de Mora, con la cual conforma un bellísimo binomio en conjuntos monumentales. Su altitud es de 929 metros y conserva parte de su cerco murado, del que destacan dos hermosos portales torreados, del Carmen y San Antonio. Su espléndido conjunto urbano cuenta con múltiples viviendas blasonadas, sin olvidar el edificio del Ayuntamiento, siglo XVI, con una lonja impresionante; los conventos de Carmelitas Calzadas (1608) y Agustinas (s. XIV) y la iglesia de Santa María la Mayor, son otros de los monumentos religiosos, donde cualquiera de ellos interesará al visitante. Estos, las ya aludidas casas nobiliarias y el ambiente de sus calles hacen de Rubielos de Mora uno de los más hermosos pueblos del Maestrazgo.

Al este de Teruel capital se alzan los macizos de Sierra Gúdar-El Villarejo y de Javalambre, últimos bastiones de la Cordillera Ibérica. El primero de ellos culmina en el pico de Peñarroya (2.024 m.); el segundo es el pico de Javalambre (2.020 m.). Y ambos están conociendo una revalorización formidable como consecuencia de la práctica de los deportes de invierno.

Alcalá de la Selva

En la villa destaca la belleza de las viviendas con balconadas y curiosos aleros; el viejo portal de los Moros; la iglesia de los Santos Simón y Judas, gótico-renacentista, del siglo XVI; la ermita de Loreto, siglo XVII, también gótico-renacentista. El Castillo es hoy parte personalísima de la villa, a la que confiere un sello de identidad propia. A unos 2 km. antes de la población se levanta el edificio del Santuario de la Virgen de la Vega, obra barroca, siglo XVIII, que venera la imagen románica de la patrona, a la que se dedica el templo. Cabe resaltar que en este verde y hermoso valle ha surgido una importante infraestructura turística.

Aquí la carretera se parte en dos tramos: dirección norte, el pueblo de Gúdar, aparece asentado en una agreste peña. Es recomendable visitarlo en fiestas y contemplar su paisaje a la par que su sencillo caserío montañés. Y dirección oriente, donde la carretera se encarama a una fuerte pendiente abierta entre picos y supera la Sierra de Gúdar.

Valdelinares

En su término se hallan enclavadas las pistas de nieve. Entre los monumentos que existen en este pueblo destacan la iglesia parroquial Nuestra Señora de las Nieves y la ermita de Loreto. Lo remarcable son, sin embargo, los bonitos rincones que existen para la práctica del montañismo, incluso para practicar la escalada, como pueden ser el Rincón de Valero, La Peña Algar, La Cueva La Moneda, la Cueva de las Brujas, que se encuentra en la Peña Algar. En lo que respecta a las vistas panorámicas, son tantos los contrastes naturales que se dan en este pueblo que en cualquier época del año, pero principalmente en primavera e invierno, desde cualquier ángulo que se mire, resulta una inolvidable vista.

Manzanera

Es la localidad más notable de esta zona. Ya habitada por los romanos, su presencia queda atestiguada por varias lápidas. De su esplendor medieval aún conserva restos de muralla y dos portales, uno de ellos torreado de gran prestancia. Es tradicional centro veraniego, con notable hostelería y Balneario. A su placidez y relajo unen el ser punto de inicio para la excursión más excitante de la zona, la travesía andando, en moto o automóvil a Abejuela, trayecto de extraordinaria belleza por una buena pista que asciende constantemente hasta superar la sierra.

Sarrión

Encaramada sobre los 1.200 metros del puerto de su nombre, conserva la puerta torreada del Pilar, el Palacio de los condes de Monterde y, sobre todo la ermita de la Sangre de Cristo, ruinosa, aunque conserva su bella portada del siglo XIII, resto casi único del románico turolense.

Otras localidades notables son La Puebla de Valverde, Premio Nacional de Turismo, con hermosos pinares; Arcos de las Salinas, otro centro de veraneo; Valacloche, veraniego y recoleto entre fronda yagua, y Camarena de la Sierra, igualmente destacado centro de veraneo, con famoso y renombrado Balneario. Se halla situado; en medio de la ya mencionada sierra de Javalambre y de la de San Pablo, con las de su propio nombre: Camarena.