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Rutas e itinerarios

Ruta de Albarracín

En el límite sudoccidental de la provincia de Teruel se extiende el histórico territorio de la Comunidad de Albarracín. Son los Montes Universales, comarca de poblamiento ancestral, muy rica en pinturas prehistóricas, en restos árabes y medievales. Con crestas de hasta 1.800 metros sobre el nivel del mar; origen de innumerables ríos (Tajo, Guadalaviar, Júcar, Cabriel...) que han tallado a través de los siglos tajos impresionantes. En pocas palabras, paisaje de extraordinaria belleza.

En el corazón de los Montes Universales, y a 1.170 metros de altitud, a orillas del río Guadalaviar que la circunda caprichosamente, se alza, en agrestes parajes de incomparable belleza, Albarracín, apretada en sus callejas estrechas y rincones evocadores.

A 37 km. al E de la ciudad de Teruel, conserva todo el sabor y el estilo medieval en sus calles, plazas y palacios. Tan grande es su tipismo y el atractivo turístico que encierra (es uno de los más bellos pueblos de España) que su conjunto ha sido declarado Monumento Nacional.

Albarracín

Es un clásico conjunto amurallado en gran parte que se asienta sobre una peña que recorta el río Guadalaviar con un profundo tajo; su aspecto es evocador desde cualquier ángulo que se la quiera mirar. La perspectiva, medieval y musulmana, muestra el imponente cinto de muralla que culmina en el castillo del Andador. Tres eran los castillos que contaba, el de Doña Blanca, el del Señorío y el llamado del Andador, el más altivo, que dominaba el acceso desde Teruel, el camino viejo del Jiloca y los de Castilla y Valencia.

Para recorrer el conjunto monumental de sus calles es obligado comenzar por sus murallas. Una vez que se han mencionado los castillos, solamente el Portal de Molina, en la parte alta, y el del Agua, muy cercano, se conservan de la obra defensiva, mientras que las torres se levantan restauradas: la del Agua, en la vieja muralla de la Engarrada, y las dos que protegen el Portal de Molino. Su arquitectura civil es prodigiosa en equilibrio y buen gusto. Basta ver la Plaza Mayor, punto estratégico de reunión; la Casa Esquinera; la Casa de la Brigadiera, transformada en hotel, y el Ayuntamiento. Para tener una buena muestra de la arquitectura civil no debemos dejar de recorrer, una a una, cada casa y mirar detenidamente sus puertas, llamadores y las ventanas y balcones de ricas rejas de forja. Las construcciones religiosas son varias. Destaca la Catedral, renacentista del siglo XVI, con buena colección de tapices flamencos de la misma época. Santa María es el templo más antiguo de la ciudad y posiblemente date del tiempo de los mozárabes; y el Palacio Episcopal, que posee una notable fachada barroca. En la vega del Guadalaviar se encuentra la ermita del Cristo de la Vega, siglos XVI-XVII.

Las cuevas y barrancos de los alrededores ofrecen una amplia gama de las pinturas rupestres del levantino español. Las más importantes se sitúan en el paraje conocido como «Rodeno», conjunto de rocas de arenisca roja, entre frondoso pinar, cuyos abrigos fueron portantes de excelentes pinturas prehistóricas: Barranco del Navazo, Cocinilla del Obispo, Camino del Obispo, Cueva de Doña Clotilde y Las Olivanas son los más conocidos. Junto a la carretera de Teruel llaman la atención las ruinas del castillo de Santa Croche.

Merece la pena atravesar los pueblos de esta Sierra. Para la visita de algunos de ellos, Albarracín ofrece tres salidas que le enlazan con Teruel (por Gea, la primera y por Bezas, la segunda), y una tercera con el interior de la propia comarca. El camino de Rezas discurre por parajes sumamente pintorescos. A pocos kilómetros de la ciudad se encuentran las pinturas rupestres del Navazo y Cocinilla del Obispo; adentrándose después la carretera por los amplios y hermosos pinares de Dornaque, Bezas posee también algunos abrigos con pinturas rupestres.
A través de las rutas indicadas y de una tupida red de caminos forestales perfectamente cuidados, que ponen en comunicación pueblos, paisajes, miradores y fuentes, podemos visitar los siguientes pueblos de interés: Calomarde, con profundos tajos y paisajes maravillosos, como sus famosas curiosidades naturales Rollo y Molino de las Pisadas. Su iglesia San Pedro Apóstol conserva restos de un sepulcro romano en su ábside; posee yacimientos de fósiles.

Frías de Albarracín

En cuyo término se alcanzan los 1.500 metros de altitud, cuatro mil hectáreas de pinos, hermosas praderas, sesenta fuentes diseminadas, dan al marco de las laderas de los Montes Universales un contenido excepcional. Alberga el nacimiento del gran Tajo (Fuente García), río que aquí nacido, ha de atravesar más de media Península Ibérica antes de desaguar en el Atlántico. En este lugar, la Mancomunidad Turística de la Serranía del Alto Tajo (Cuenca-Guadalajara-Teruel) ha erigido un Monumento al padre Tajo, obra del turolense José Gonzalvo.

Guadalaviar

A 1.700 metros, rodeado de extensos pinares, fuentes y valles. Perfectamente acondicionado para el veraneo. Las aguas procedentes del deshielo primaveral propician el crecimiento progresivo del río Guadalaviar, el «río blanco» de los musulmanes.

Griegos

Ofrece la misma visión de pinos y praderas. En el lugar denominado «El Cuarto» se han localizado los restos de una necrópolis celta del siglo IV o III antes de Cristo. También pueden visitarse las estaciones arqueológicas del «Castillejo», «El Cuarto» y el «Cerrico de los Moros».

Orihuela del Tremedal

Tras superar el largo y cómodo Puerto de Noguera (1.694 m.) llegaremos a Orihuela del Tremedal, uno de los lugares más hermosos de la Sierra del Tremedal que, por otra parte, no está escasa de bellezas naturales. Este pueblo escalona su bello caserío alrededor de la iglesia parroquial de San Millán, de grandes dimensiones, construida en el último tercio del siglo XVIII. Orihuela contó con antiguas forjas, industria tradicional que se refleja en las labores de hierro que adornan las ventanas de sus casas. Es digno de mención el paraje en que se encuentra emplazado el Santuario de la Virgen del Tremedal, de arraigada devoción en la comarca, por ser patrona de la villa. Ya no es el primitivo santuario medieval, pero conserva la imagen titular, siglos XII-XIV.

Bronchales

Es asimismo un conocido y afamado centro de veraneo a 1.750 metros; está asentada también en una zona de grandes pinares, que son su riqueza natural. Posee ricos manantiales. La iglesia parroquial está dedicada a la Asunción levantada a fines del siglo XVI está cubierta de crucería estrellada gótica. La ermita advocada a Santa Bárbara, aunque del siglo XV, aparece actualmente muy transformada. Es justo destacar que Bronchales ha suministrado el riquísimo yacimiento arqueológico de «El Endrinal», con una colección de moldes para «terrasigillata» del último cuarto del siglo II, única en la arqueología española. Esta colección se encuentra en el Museo Arqueológico Provincial.

Merecedores de ser visitados son también otros pueblos de la ruta, y en especial Noguera de Albarracín, Torres de Albarracín, Tramacastilla, Jabaloyas, que es un pequeño conjunto monumental, Tormón, que tiene pinturas rupestres o Terriente, que une a su emplazamiento privilegiado un patrimonio arquitectónico notable. Los 1.450 m. del Puerto de Terriente nos llevarán al desvío de Moscardón, donde destaca la torre de su iglesia parroquial dedicada al Apóstol, Royuela, el siguiente y cercano punto de vista también forma parte de pueblos que cuentan con estupendos templos gótico-renacentistas, en este caso dedicado a San Bartolomé, y Ródenas, la última de las villas de la Comunidad, así como la más apartada de la Sierra de Albarracín. De indudable interés es la ermita de la Virgen de los Puyales, siglo XVI, mudéjar.

No puede dejar de nombrarse el castillo roquero de Peracense, el castillo musulmán, la llamada Mezquita y la iglesia parroquial de Alba, o la fuente artesiana de Cella, todos ellos objetivos a visitar en el Alto Jiloca, para comprender la riqueza turística de la Serranía de Albarracín a la que debe darse las gracias por conservar tanta belleza y tradición, muchas veces a costa de sacrificios y siempre con trabajo.

Por si coincide con la visita del potencial viajero, merece recordarse que cada una de todas las localidades mencionadas en esta Ruta tiene sus fiestas típicas en las que se hace una exhibición de costumbres y folclore. Destacan Los Mayos en Albarracín, en la noche del 30 de abril, la de Bronchales con La Sopeta y la de Orihuela, en donde se ofrece al visitante el típico plato de carne a la pastora.