La más antigua de las denominaciones vinícolas de Aragón, y una de las de más solera de España recibe al viajero en el Campo de Cariñena donde la mayoría de sus viñas están ubicadas en los ríos Huerva y Jalón y sus caldos cubren casi todos los espectros de la familia del vino.
Desde Zaragoza, por la N-330, Muel es el primer punto de parada, por partida doble, En primer lugar porque es uno de los municipios acogidos a la Denominación de Origen y, en segundo, porque guarda interesantes lugares que visitar.
Continuando trayecto, Longares y su torre mudéjar ejercen de segundo punto de parada obligada. A ocho kilómetros escasos se encuentra Cariñena, cabeza visible de la comarca. En su entramado urbano, y siempre uniendo turismo con vino, resulta imprescindible visitar la Casa de la Viña y el Vino, donde se encuentran las oficinas del Consejo Regulador, una Sala de Catas y el Museo del Vino o la Fuente de la Mora –de la que mana vino en la Fiesta de la Vendimia, el segundo domingo de Septiembre-.
Existen varias bodegas que habitualmente plantean visitas guiadas por sus instalaciones mostrando “in situ” las particularidades de cada una de ellas. Entre las más destacadas de esta zona vitivinícola están: Bodega Señorío de Aylés, Grandes Vinos y Viñedos, Bodegas Añadas, Solar de Urbezo, Bodegas San Valero, Bodegas Monfil, Bodegas del Señorío y Bodegas Virgen del águila.
Entre viñedos, naves de barricas, salas de elaboración y otros espacios el viaje a planificar puede resultar inolvidable.