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Parques Culturales

Parques Culturales; de la Sierra de Albarracín

La villa de Albarracín es un lugar emblemático en la Comunidad de Aragón. Perderse en sus calles es como entrar en un cuento. Una ciudad que enamora con sus casas modestas construídas con entramados de madera y tabicones de yeso rojizo. Un canto a las areniscas del Triásico, a sus caprichosas y redondeadas siluetas que salpican el paisaje natural de la zona.

El Parque Cultural de la Sierra de Albarracín atesora en sus entrañas increíbles bosques de pino rodena. Verdes, pardos ocres y amarillos junto a los abrigos de arte rupestre levantino.

Nuestros antepasados nos han dejado sus huellas a través de sus pinturas. Con los dedos, con pinceles que se fabricaban con crines o pelos. Una paleta de colores que conseguían triturando tierras y carbones. Cuatro escenarios de excepción nos esperan. En el Rodeno de Albarracín, los Toricos del Prado del Navazo, con toros, caballos y arqueros blanquecinos. No hay que perderse el Camino del Arrastradero o el conjunto de las Tajadas de Bezas, el abrigo del Huerto de la Tajada Bajera, el de la Paridera de la Tajada de Enmedio y el abrigo conocido como Contiguo a la Paridera de la Tajadas de Enmedio en el que conoces a dos bellas ciervas blancas. El conjunto de Ligros, Pajarero y Olivares de Albarracín, se enmarca en un paisaje espectacular de callejones en rodeno verde, barrancos y construcciones tradicionales. En el Prado de las Olivanas encontramos la denominada “capilla sixtina” del arte postpaleolítico peninsular.

Y en el interior de la Sierra de Albarracín, el Museo de la Trashumancia de Guadalaviar, con el arte del pastoreo. Las huellas de los fósiles se prodigan por el Parque plagado de un rico patrimonio geológico, paleontológico y arqueológico. Seguiremos viajando en el tiempo para sumergirnos en el Bronce en la Cueva de la Artesa, en el yacimiento minero de la Loma de Tejería o en la Tajada Bajera.