Denominado de multitud de formas -Puente de Canfranc, Puente de Abajo, Puente del Cementerio o Puente de los Peregrinos, esta última por estar ubicado en el Camino de Santiago- esta construcción no es de estilo románico, aunque a pesar de su destrucción por una fuerte avenida del río Aragón todavía se aprecian restos de su base medieval. El encargado de reedificarlo en el siglo XVI fue el maestro cantero bearbés, Ramón de Argelas, que debía terminarlo en once semanas a cambio de recibir una suma importante de dinero.
El puente mide 35 m de largo, de los cuales 15 corresponden a la luz del único arco que tiene. La piedra que lo levanta es de diversa calidad y ecoloración. En una desgastada lápida colocada en el pretil norte se puede leer RAMON ME FECIC que significa Ramón me hizo seguido del año en el que el maestro reconstruyó el puente, 1599.
