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Los Orígenes del Reino de Aragón

En las líneas que siguen, se ofrece una cronología de los gobernantes del Reino de Aragón desde el siglo IX hasta el XVI, en que se completa la unidad de España. El objeto es dar una panorámica histórica de su génesis y expansión a lo largo de los años. Los orígenes del Reino de Aragón se remontan muchos siglos atrás, aunque son escasas las noticias que acerca de este reino dejaron los cronistas de los siglos IX, X, XI y XII.

El Reino de Aragón ocupaba un territorio mucho más extenso que el actual, extendiéndose sus dominios en España y en el exterior. El principio de este reino tuvo lugar con la conquista a los árabes de algunos territorios de los Pirineos. Tras la invasión, muchas poblaciones se sometieron a las condiciones del vencedor en tanto que algunos nativos, refugiados en las asperezas de los Pirineos, procuraron, cuando se les presentó la ocasión, arrojar a los árabes y tomar posesión de los territorios ocupados.

Las primeras líneas de la historia aragonesa las escribió Aznar, quien, en la segunda mitad del siglo IX, se apoderó de la ciudad de Jaca y su territorio, nombrándose a sí mismo Conde de Aragón, nombre tomado del río más importante que atravesaba aquellas tierras. Con anterioridad, alrededor de los años 840-850, un navarro llamado Iñigo Arista también se ocupó de expulsar a los árabes de los territorios llanos, denominados luego Navarra. Bernardo, hijo del conde Franco Ramón, hizo lo propio en las zonas de Ribagorza, Pallas y Sobrarbe, fundando los condados de Ribagorza y Pallas.

Los cristianos veían cómo francos y musulmanes se disputaban Pamplona y cómo sus ejércitos cubrían de sangrientas colisiones el territorio aragonés, lleno de aventureros y de emires rebeldes que combatían entre sí por la posesión de aquel país. Ante este caos, se esforzaron más en defender sus territorios que en fundar un reino propiamente dicho, si bien estaban asentando los cimientos del futuro Aragón. Al conquistador de Jaca, conde Aznar, le sucedió Galindo Aznárez a finales del siglo IX, y a éste, su hija doña Iñiga, que se casó con García Sánchez I, rey de Pamplona.

Por otra parte, Iñigo Arista tuvo como sucesor a García Iñíguez, quien se apoderó de Pamplona y murió en batalla contra los moros hacia el año 882. Su hijo, Fortún Garcés, fue apresado por el emir de Córdoba, que lo mantuvo en cautiverio durante veinte años. Permaneció oculto en el monasterio de Leire mucho tiempo, por lo que se le dio el sobrenombre de El Monje. Su hermano, Sancho Garcés, fue quien continuó la labor de Iñigo Arista en el reino de Pamplona, ampliando sus dominios hasta Nájera y Viguera.