Pza. Mayor, 1 - 44100. - Albarracín (Teruel)
978 700 400
Albarracín fue
declarada Monumento Nacional el 22 de junio de 1961.El paraje en que se enclava
la ciudad estuvo poblado desde el Paleolítico, como lo atestiguan las pinturas rupestres de la Cocinilla del
Obispo, Prado del Navazo, Olivanas o Camino del Arrastradero. También existen
vestigios de poblados de la Edad de Bronce y de la de Hierro, así como
yacimientos celtibéricos. De la época romana es el acueducto excavado en la roca
que abasteció de agua a la ciudad de Cella
hasta la Edad Media y los relieves encontrados junto a la torre de la catedral.
Del período visigótico sólo existen referencias escritas que mencionan a la
ciudad con el nombre de Santa María de Levante. Tras la invasión árabe, Albarracín se convierte en un
importante núcleo militar. De esta época son el Torreón del Andador, la Alcazaba. A comienzos del siglo XI se convierte
en capital del Taifato Independiente los Ibn Razin. De este periodo es un
esenciero de plata que perteneció al segundo rey de la dinastía, Abu Meruan
Abdelmélic, auténtica joya del arte hispano-musulmán. En 1170 la ciudad fue
cedida a la familia cristiana de los Azagra, que la convirtieron en un Señorío independiente de Castilla y Aragón,
hasta que Pedro III de Aragón la conquistó en 1285.
La ciudad es un bello conjunto amurallado en gran parte, asentado sobre una peña que recorta el río Guadalaviar. Su tratado evoca su pasado histórico en un entramado de callejuelas jalonadas de recuerdos medievales y moriscos. El viajero quedará sorprendido por la proximidad entre los tejados de las casas, lo que crea un curioso ambiente de penumbra. Para recorrerlas se recomienda iniciar el itinerario por las murallas, visitando la torre del Agua y las del Portal de Molina. Muchos son los edificios de arquitectura civil y religiosa que son punto de obligada visita. La Casa de la Julianeta, la Casa del Chorro, La Casa de la Brigadiera (lo que es ahora el hotel Albarracín), los palacetes de los Monterde Antillón, de los Dolz de Espejo, el Episcopal, la Casa de la Comunidad, el templo de Santa María, el más antiguo de la ciudad, posiblemente del tiempo de los mozárabes. La iglesia de Santiago, la ermita de Santa Bárbara, la iglesia de Santa María, la ermita del Carmen y otros tantos son buena muestra de la riqueza monumental de Albarracín, ello sin olvidar la catedral iniciada en 1200 y dedicada al Salvador, en cuyo interior se encuentran los retablos de San Pedro y Mayor, ambos del siglo XVI. De cualquier modo, la mejor forma de visitar Albarracín es dejarse llevar por el cauce de sus calles y ver sus casas, puertas, ventanas y balcones uno a uno. En las numerosas cuevas y barrancos de los alrededores se pueden hallar restos prehistóricos con una buena colección de pinturas rupestres.
Fiestas: Los Mayos, el 30 de abril. Patronales, en honor a Santa María y Santo Cristo de la Vega, del 8 al 14 de septiembre.