Ribera Alta Del Ebro

Es la comarca aragonesa más pequeña a la que, sin embargo, está vinculada un buen número de poblaciones, lo que contribuye a una densidad de habitantes mayor de lo habitual en tierras aragonesas. En este territorio se encuentran el Jalón y el Ebro y se dan la mano los frutales y las estepas. Sus pueblos son tranquilos, rodeados de vegetación y construidos en su mayor parte en tierras llanas. Tradicionalmente, estas localidades centraban su economía en la huerta. Con la instalación de la planta de Opel España en Figueruelas, el panorama económico dio un giro radical. En otro orden de cosas, esta comarca es bien conocida por los peregrinos que se dirigían a Santiago de Compostela desde el Mediterráneo y seguían el curso del Ebro hasta enlazar en La Rioja con el tradicional Camino francés. En la esquina más occidental se encuentra Gallur, un pueblo que tiene como epicentro la iglesia del siglo XVIII, con algún ejemplo arquitectónico renacentista. De Gallur parte carretera hacia las Cinco Villas y también hacia el sur, hacia el Campo de Borja. El curso del Ebro conduce a Pradilla de Ebro, Boquiñeni y después a Luceni, que fue emplazamiento de una azucarera ya en desuso y que exhibe una interesante iglesia del siglo XIII y la plaza España, lugar de encuentro de toda la población. Al otro lado del cauce queda Remolinos, conocido por dos aspectos bien distintos: sus minas de sal, galerías muy amplias excavadas en la roca, y las pinturas de Goya en las pechinas de la iglesia parroquial, que representan a los Cuatro Padres de la Iglesia. Por su parte, Alcalá no ha podido tener mejor difusión que la que le ha otorgado la literatura española, ya que esta localidad se ha identificado con la Ínsula Barataria que aparece en el Quijote y que por un tiempo gobernó su escudero, Sancho Panza. En Alcalá, el más famoso escudero cuenta con un merecido monumento de bronce.

"Los pueblos de esta comarca tienen como compañero al magno Canal Imperial de Aragón

Es de todos conocida la estancia de Miguel de Cervantes en Pedrola, que bien pudo inspirarle esta parte de la obra al universal escritor. Pedrola nos trae también recuerdos del palacio de los Duques de Villahermosa, que fueron a su vez condes de la Ribagorza. El palacio, que todavía se conserva en buen estado, es de grandes dimensiones y llama la atención dentro del casco urbano. Más cerca de la ribera, se encuentra Cabañas de Ebro, con su iglesia barroca y con unas piedras sillares de origen romano que se cree que formaron parte de un puerto fluvial. Alcanzamos la capital de la comarca, Alagón. Este municipio se ha desarrollado mucho en los últimos años debido a la actividad industrial. El casco antiguo tiene sabor mudéjar. Destacan dos iglesias: la parroquial, que es una síntesis de los estilos mudéjar, renacentista y barroco y exhibe una torre mudéjar de planta octogonal y la del antiguo colegio de los jesuitas. Ya en el Valle del Jalón, en una de las vertientes queda Pleitas y en la otra Bárboles, que destaca por la gran concentración de viviendas instaladas en cuevas que presenta. Se trata de cuevas no naturales, sino que se excavaban aprovechando rocas blandas. En la esquina más oriental de la comarca, se aglutinan los pueblos de La Joyosa, Pinseque, Torres de Berrellén y Sobradiel. La escasez de recursos impidió durante mucho tiempo la construcción de puentes seguros en este tramo del Ebro, así que las barcas eran de uso obligado para comunicar ambas orillas. A lo largo del siglo XX han estado en funcionamiento barcas en localidades de distintas comarcas ligadas a este río. La Ribera Alta no era una excepción y cuenta con dos embarcaderos todavía en activo: el de Torres de Berrellén, muy usado por los vecinos y cada vez más por todos desde que una nueva empresa propuso visitas en barca para conocer mejor el Ebro y el de Sobradiel, con un sistema de arrastre motorizado. En este pueblo sobresale la iglesia barroca y el palacio de los condes, erigido sobre las ruinas del castillo y que actualmente es el
Ayuntamiento.


EL CANAL IMPERIAL DE ARAGÓN

Esta magna obra hidráulica, que discurre paralela a las principales carreteras y permite el riego de la vega, se empezó con Carlos V y fue un zaragozano, Ramón Pignatelli, quien la concluyó. Su finalidad es abastecer de agua a la capital y regar sus términos. Fue navegable y constituyó sin duda una importante vía de comunicación. Se trata de una de las grandes obras públicas de la Ilustración. Próximo a Grisén se encuentra uno de los espacios más singulares. Una muralla salva el valle del Jalón y cruza por encima del cauce, llevando a cuestas el canal.