En la margen izquierda del río Gállego, un conjunto de iglesias románicas con tintes mozárabes construidas entre mediados del siglo X y XI, son el tesoro más preciado del Serrablo.

De esta fusión incomparable de estilos surgen templos que suelen tener una nave rectangular unida a la sombra de esbeltas torres. Todas están declaradas de interés cultural, en San Bartolomé de Gavín, despunta una original torre campanario sobre nave y cabecera rectangular.

San Martín de Oliván, San Juan de Busa o San Pedro de Lárrede lucen para mostrar sus secretos del paso del tiempo. Todos los pueblos que albergan iglesias de Serrablo llegan a embriagar con sus aromas y paisajes.